por el Dr. Luis Maria LLaneza
Cuando hablamos de explotaciòn infantil debemos tener mucho cuidado porque la pasión que nos despierta semejante tema nos puede hacer perder la objetividad y de esa forma desvirtuar la importancia y claridad del tema.
Para adentrarnos en el mismo y saber de que estamos hablando voy a transcribir la definición que del tema en cuestión efectuo la Comisión acional para la Erradicación del Trabajo Infantil (C.O.N.A.E.T.I.):
“TODA ACTIVIDAD ECONOMICA O ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA, REMUNERADA O NO, REALIZADA POR NIÑOS O NIÑAS QUE NO TIENEN LA EDAD MÍNIMA DE ADMISIÓN AL EMPLEO O TRABAJO O QUE NO HAN FINALZIADO LA ESCOLARIDAD OBLIGATORIA O QUE NO CUMPLIERON LOS 18 AÑOS SI SE TRATA DE TRABAJO PELIGROSO”.
Como bien podemos ver y utilizando el idioma común de la calle es todo trabajo que realiza un menor sea o no pagado por su empleador ya que el problema no radica en una faz económica sino, muy por el contrario, en que lo realiza un menor que en lugar de hacer determinadas actividades impropias para su edad debería estar o bien instruyéndose en un establecimiento educativo o jugando con sus amigos o haciendo cualquier otra actividad recreativa propia de su edad.
A los efectos de evaluar la importancia del tema vamos a tomar prestada la estadística realizada por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (I.P.E.C.) de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) donde se señala que tan solo en América Latina trabajan 20 millones de niños, niñas y adolescentes de los cuales 7,5 millones (tercera parte) lo hacen en Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. A lo alarmante de estas cifras debemos agregarle que el crecimiento de las mismas se hace de forma continua y sin pausa lo cual nos permite colegir que en diez años más es probable que las cifras de mención de tripliquen.
Ahora bien, a los efectos prácticos debemos dividir el mapa de estudio en don ámbitos: a.-urbano b.-rural.
En el ámbito urbano, atento a que las distancias son menores y la población es mayor, se nota más la presencia de menores en actividades que no les son propias y, lo que es peor, cada día aumenta considerablemente el número de estos menores que invaden los sectores de la vida cotidiana siendo que en alguno de ellos, y no hace mucho tiempo, estaba prohibido su ingreso. Muchas son las causas a las cuales se les puede achacar este crecimiento siendo que la más importante es el vertiginoso crecimiento de la pobreza y de la desidia oficial en atención a que “si estos menores no votan para que nos vamos a ocupar, mejor asfaltemos una calle que se nota y sale por tv”; aunque esto último parezca simplista y una frase hecha la realidad nos marca que la cosa es así y que por más que lo quieran tapar con algún problema deportivo siempre sale a la luz.
A estos menores los podemos ver pidiendo limosnas, revolviendo residuos, en ferias o mercados barriales haciendo tareas de limpieza o de traslado de cosas o llevando pedidos o acomodando mercaderías etc, ejercitando la venta ambulante de chucherías chinas y muchas veces acompañados por sus hermanos menores lo cual hace un panorama más desolador, realizando tareas incomodas en pequeñas empresas (total se ahorran las cargas o demás emolumentos) en talleres de poca monta, limpiando parabrisas en las esquinas de las avenidas más transitadas recolectando más insultos que monedas, como lustrabotas o en algún servicio doméstico.
En cambio, en el ámbito rural en donde por su extensión parece menor el trabajo infantil la proporción es igual de importante que en las ciudades pero menos notoria. A simple vista no aparecen los menores trabajadores porque sus tareas son menos visibles que andar por las calles lo cual provoca cierta impunidad que favorece el crecimiento de esta clase de futuros hambrientos. Pero si centramos la vista en este ámbito veremos que en la recolección de grandes cosechas existen muchísimos menores cuyo trabajo demanda una menor erogación dineraria, en las haciendas también podemos ver la presencia de menores en su cuidado ya sea dándoles de comer y beber o limpiando el lugar para comodidad de los animales y de la que ellos no gozan, en la carga y descarga de productos, materiales etc., en la clasificación y en el envase de lo producido en el campo, en la limpieza de las herramientas de trabajo y en alguna otra actividad que en estos momentos no me viene a la memoria pero que seguramente mis lectores advertirán con certeza y precisión.
Estimados amigos para no abrumarlos de conceptos y que se pierda el sentido del trabajo hasta aquí la primera entrega. Hasta la próxima.
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